El croquet comienza a desarrollarse verdaderamente como deporte a partir del siglo XIX. En 1830, en Irlanda, se establecieron las primeras reglas del juego moderno y unos sesenta años después se introduce en España, siendo Asturias la primera comunidad en la que se jugó al croquet. Y en Gijón se fundó en 1926 el primer grupo español de croquet bien organizado, que contaba con su propio campo, dirigido por Casimiro Velasco.
Al tratarse de un deporte relajante y suave, puede ser practicado por cualquier persona, independientemente de la edad o de su preparación física con todos los beneficios del deporte al aire libre. Los jugadores realizan ejercicio que, a pesar de ser de baja intensidad, resulta constante. Además, al igual que el ajedrez, el croquet sirve de entrenamiento para la concentración y requiere de estrategia.
El croquet es un perfecto complemento al golf, ya que ambos encuentran en la paciencia, en la templanza y en la disciplina sus mayores atributos.